La calvicie en la historia
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¡El cabello importa y mucho! Incluso si alguien se atreve a aseverar lo contrario podemos tacharle tajantemente de insensible y ¿por qué no?, corregir con importantes datos históricos aquello que ha acomplejado a reyes, faraones, filósofos y, siendo honestos, al resto de mortales alrededor del mundo. Aquí te dejamos algunos datos sobre la calvicie en la historia.
La calvicie en la Prehistoria
Existen cambios evolutivos probados en la historia de todos los seres humanos, por ejemplo: Músculos que van desapareciendo, estructuras craneales más amplias, mordidas más débiles y quizás uno de los más llamativos para nuestra especie: la disposición del pelo y cabello.
Cuando la ropa como la conocemos no era una realidad cotidiana, el hombre dependía del fuego, cercanía con otras personas, hojas y sobre todo de su pelo para poder protegerse del clima, pues si observas, aún conservamos los Músculos Piloerectores que al contraerse levantan el pelo conservando el aire tibio entre ellos, por lo que perder una cantidad importante de pelo te metía en problemas de temperatura y de desnudez al rayo del sol, sin duda desventajoso.
Si bien no contamos con mayor información de la importancia en las sociedades primitivas del cabello, sabemos que era un bien preciado por las trenzas de cabello femenino y masculino a forma de ofrenda en tumbas primitivas.
La calvicie en la Edad Antigua
A muchos hombres nos encantan las historias de los imperios, nos vemos como grandes generales ante 10,000 hombres, combatiendo por la Gloria del Imperio Romano a los Galos o imagínate en el cuerpo del mismo Julio César que después de interminables guerras llegas a Egipto y encuentra a Cleopatra: hermosa, y mientras ella te abraza te unta en la cabeza una plasta de crema a base de diente de caballo, grasa de oso y ciervo, porque nota que te estás quedando calvo, perdón por este final, pero te puedo comentar que la calvicie entre los romanos no era bien vista, de hecho llevó a Julio César a utilizar de forma permanente su corona de olivas, pues perder el pelo era perder poder y sabiduría.
Como ya hemos hablado del desagrado de Cleopatra por la calva del emperador Julio César, es justo mencionar que para la realeza egipcia era importante el cabello pues los niños eran rapados hasta la pubertad y posteriormente se les permitía el cabello largo o el uso de pelucas y extensiones para hacer notar su grado en la soberanía, ojo, siempre y cuando las plagas de piojos estuvieran controladas.
Hipócrates estaba tan preocupado por su calvicie que, al intentar remediarla, la empeoró con el uso ortigas, opio, rábano, olivas y excremento de palomas, ganando el apodo de “El Gran Calvo”. Y si no fuera suficientemente irónico, la calvicie o alopecia era llamada “calvicie hipocrática” en su honor.
Curiosamente, como Hipócrates es el llamado padre de la medicina, sus recetas contra la calvicie fueron mantenidas con ligeros cambios, de manera que en lugar de popó de palomas se usaban excrementos de perros y ratas, ¿te imaginas la desesperación?
La calvicie en la Edad Media y en la Edad Moderna
El gran imperio de occidente había caído y con ello quedaron gobiernos que desarrollaron su propia cultura, la idea del caballero medieval era acompañada de juventud, fuerza y una gran cabellera como en el cuento hebreo de Sansón.
La alopecia era de suma importancia para muchas personas en el mundo, ya que hablaba de virilidad y alcurnia, lo que provocó que en especial Francia fabricara peluquines con cabellos naturales, los cuales se vendían a precios altos y si te quieres reír un poco: se heredaban.
Si bien la herencia genética juega un papel dominante en la calvicie, para los pobladores de las planicies americanas, quienes no sufrían de forma recurrente pérdida de cabello, el rapar o arrancar el cuero cabelludo era señal de derrota e indignación, algo así como lo visto entre los Dothrakis, en la la serie Game of Thrones.
El hombre comienza a permitirse usar el cabello muy corto en la edad moderna; sin embargo, se conservó la idea del poder relacionada con las largas cabelleras. Por ello, surgieron trabajos que requerían el uso de pelucas como jueces y magistrados. De nuevo “NO a la calvicie”.
La calvicie en la Época Contemporánea
Hablar de nuestra historia es todo un reto, porque ahora más que nunca la idea del éxito y poder depende demasiado de nuestra apariencia, desde los superpeinados de los años 80, los hombres del cabello largo y frondoso de los 90 y el cabello acompañado de barba en los 2000.
La apariencia y calvicie toma tanta importancia que en la cultura popular podemos ver varios reflejos:
- Episodio de The Simpsons, en el que a Homero lo ascienden de puesto por el uso de “Dimoxinil”.
- Las bromas sobre el uso de caca de vaca en el cabello para promover el crecimiento. ¿Creen que algo tendrá que ver el uso de excretas en la receta de Hipócrates?
- Los modelos de belleza donde los hombres exitosos cuidan su imagen y cabello.
- El nacimiento de productos cosméticos y naturales para el cuidado del cabello.
- La inversión de recursos a centros especializados para la investigación y tratamiento de alopecia.
De hecho, es tan exigente el modelo de belleza en la historia contemporánea que hay gran aflicción cuando comienza la pérdida de cabello, afectando la seguridad de quien la presenta. Pero gracias a los avances médicos y tecnológicos, existen diferentes respuestas a la calvicie, que afortunadamente no incluye excretas de animal.
Dentro de las respuestas en el mundo contemporáneo, hay desde tratamientos farmacológicos probados para retrasar la pérdida de cabello, hasta opciones como el microinjerto capilar, que es visto como un procedimiento seguro, confiable y duradero.
Cuéntanos: Si menjurjes como la crema a base de diente de caballo, grasa de oso y ciervo fueran una solución para la calvicie, ¿los usarías?
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