Ser hombre hoy: nuestro rol en la sociedad contemporánea
La evolución del hombre, como género, no ha sido lineal, pero sí ha tenido en común un aspecto fundamental que ha permeado a lo largo de la historia y que ha edificado las sociedades como las conocemos: pensar en el hombre como protagonista y forma de poder.
Los prejuicios y los elementos emergentes en sociedades en progreso durante el pasado nos acostumbraron a ver que el hombre era quien debía tener el mando de las cosas, la toma de decisiones y la fuerza en las actividades. Sin embargo, esto también conllevaba suprimir emociones u otras formas de ver el mundo y pensar que no fueran las hegemónicas.
Por fortuna, la información ya es accesible para todos, los medios de comunicación, la evolución, investigaciones y apertura han demostrado que todas y todos somos capaces de realizar cualquier cosa que deseemos. Somos capaces de tener mayores posibilidades como hombres dentro de todas las esferas para adaptarnos, crecer y aprender de los demás.
Esto ha sido un poco difícil de digerir para algunas personas que tienen muy inculcados los roles de género como regla general, pero nuestra labor es que, al continuar abriendo nuestras mentes, panoramas e indagando en lo que está sucediendo afuera, sigamos evolucionando y siendo una influencia para el cambio en los demás.
El futuro nos alcanzó
Aunque siempre se nos vio como los proveedores, los fuertes y analíticos, nuestro rol ha cambiado también; las sociedades actuales ven normal que expresemos nuestros sentimientos, que seamos parte de la crianza de nuestros hijos, que nos quedemos en casa o que ejerzamos alguna actividad que antes era vista como “femenina”.
Hemos alcanzado un nivel de independencia de los roles de género que nos inculcaron en el pasado para construir sociedades más equitativas.
También la violencia se ha visualizado, mostrándonos que tenemos la elección de ser parte de la solución o del problema.
Golpear no es la única forma de violentar: los pactos de silencio entre hombres son una forma de violencia, estar en grupos donde se comparte información íntima de otras personas es una forma de violencia, ser testigo de situaciones de acoso, coacción o crueldad y no hacer nada es violencia; ahora que se han hecho visibles las formas en que podemos llegar a ser cómplices y se ha nombrado, tenemos la obligación de decidir actuar o quedarnos en la inacción y ser parte de lo que está mal.
Nuestra labor como los hombres de hoy es respetar la diversidad, aceptar el cambio y ser responsables de nuestro entorno social, laboral, íntimo y sentimental.
El cambio no se logra en la individualidad, el cambio es un camino que se recorre junto a los y las demás para que sea equitativo y justo para la comunidad entera.