Técnicas de injerto capilar
¿Caída de cabello? Estas son las mejores opciones de injerto folicular
El injerto de cabello es una de las mejores opciones para recuperar una cabellera abundante cuando se sufre de alopecia, una condición genética que además de afectar de forma estética, también puede perjudicar la autoestima de quien la padece.
Existen diferentes tipos de trasplante de cabello y todos buscan detener de forma permanente la caída del cabello. A continuación, le daremos una breve explicación de ambas opciones para que pueda determinar cuál es la mejor opción para usted.
Técnica FUE (microinjerto)
Esta técnica es una opción para combatir la caída del cabello, y en ella se extrae individualmente cada folículo capilar de la zona donadora, el cual puede contener hasta más de un cabello, dejando un minúsculo orifico de 0,7 a 0,9 mm. Posteriormente estos folículos son injertados en la zona afectada.
Una gran ventaja de este tratamiento es que no deja cicatrices visibles pues, una vez sanadas, las marcas son imperceptibles, haciendo que el paciente pueda utilizar el cabello tan corto como quiera.
Con respecto al post-operatorio, esta técnica también es mucho más beneficiosa, ya que no hay puntos de suturas y las molestias son mínimas, lo que le permite al sujeto regresar a sus actividades sólo un día después del procedimiento. Además, no se necesita de reposo clínico, la única recomendación es no iniciar actividades físicas pesadas de inmediato.
Esta técnica también ofrece mayor exactitud pues desde un principio sabrá la cantidad de unidades foliculares que serán injertadas, la duración de la intervención y el costo completo de la sesión. Igualmente, el paciente es capaz de decidir la cantidad de intervenciones que se realizarán, y éstas pueden cumplirse en pocos días.
Si bien este tipo de trasplante tiene un costo bastante superior a otros tratamientos, los resultados finales son mucho más satisfactorios ya que tienen una apariencia totalmente natural. En este caso, es necesario tener mucha paciencia pues el cabello se toma bastante tiempo en crecer, tanto como un folículo normal.
Debe tener en cuenta que si planea injertarse más de mil unidades foliculares, es necesario raparse la cabeza pues de esa forma el experto puede colocar los folículos implantados en el lugar adecuado.
Técnica de tira (FUSS)
Este tipo de tratamiento lleva sus siglas por su nombre en inglés Follicular Unit Strip Surgery (Unidad folicular de cirugía de tira). En él se injerta una tira de cabello completa en la zona afecta por la caída del cabello, con el objetivo de solventar el problema.
Se trata de uno de los tratamientos permanentes más económicos en cuando al injerto de cabello, de hecho, en comparación con otras intervenciones, éste puede tener un coste hasta un 50% más económico. Este proceso permite a los pacientes hacer mega sesiones en las que se pueden injertar tiras de hasta 10 mil cabellos en un día, siempre y cuando existan zonas donantes de donde puedan ser extraídos. El injerto de tira FUSS es recomendado para personas que tienen una gran caída capilar, y a quienes se le ha reflejado la calvicie en grandes áreas.
Otra ventaja de este tipo de injerto es que tiene una alta tasa de supervivencia folicular, es decir, casi todos los cabellos que son implantados continúan creciendo sin ser rechazados por el cuerpo. Además, la densidad del cabello en la zona implantada aumenta con mayor rapidez y no es necesario raparse la cabeza antes del procedimiento. Sin embargo, para extraer la tira de cabello se debe hacer una incisión en la que posteriormente queda una cicatriz visible, y hay puntos de sutura por lo que el paciente necesita un mayor cuidado durante la etapa post-operatoria.
Sea cual sea el método que seleccione, ambos procedimientos suponen las técnicas más efectivas contra la calvicie. Si usted desea restaurar su cabello, le recomendamos asistir a una cita de valoración, en donde un experto podrá evaluar su caso y ofrecerle el método ideal para cubrir sus expectativas y necesidades.
Es importante considerar que la recuperación requiere de al menos un mes de reposo, aunque algunas clínicas recomiendan un poco más de tiempo. Además incluye el consumo de antibióticos y analgésicos, pues hay posibilidades de sentir dolor, al menos durante los primeros días tras la intervención.
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