¿Soy suficientemente hombre?
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Las diferentes culturas y las sociedades, desde la antigüedad, han construido conceptos basados en el poder de lo que los hombres deberíamos ser.
Es evidente que no hay una sola forma de ser hombre, sin embargo, los cánones globalizados de belleza, al igual que a las mujeres, nos llevan a compararnos y muchas veces a obsesionarnos con una pregunta que probablemente nos hemos hecho: ¿Soy suficientemente hombre?
Lo primero que debemos decir es que generalmente cuando hablamos del “hombre” lo sobreentendemos en el concepto y modelo tradicional e histórico, sin reflexionar que no hay una sola forma de ser hombre, aunque así se represente en la mayoría de los casos.
Una identidad de la mayoría
Si el modelo del hombre basado en el sistema tradicional es el más reconocido es porque, seamos sinceros, es el que impera en el mundo; la idea de ser un hombre fuerte, proveedor, determinado y que reconoce la mayoría de sus emociones como enojo es el que impera de manera general.
Una señal de ello son las cifras mundiales sobre la violencia hacia las mujeres y las infancias: según la OMS 1000 millones de niños de entre 2 y 17 años en todo el mundo fueron víctimas de abusos físicos, sexuales, emocionales o de abandono en el último año (el reporte tiene fecha del 8 de junio de 2020), y la mayoría de los perpetradores son hombres; de la misma forma, las Naciones Unidas indican que 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja.
Entonces, ¿esto es ser hombre?, ¿lo soy suficiente?
No sólo psicológica y conductualmente los hombres debemos “cumplir” con determinados cánones, también físicamente: ser musculoso, hombros anchos, pecho fuerte, barbilla cuadrada y pronunciada… Y quienes no cumplen de alguna forma con esto no son lo suficientemente hombres; demasiado delgado, demasiado femenino, con rasgos de niña, cuerpo de niño; porque reafirmar la masculinidad siempre se tratará de no ser un bebé, no ser homosexual y no ser afeminado. ¿Esto es ser hombre?
No, pero es lo que la mayoría piensa, y es lo que debemos reconstruir a través de nuevos paradigmas, crearlos, llevarlos a cabo y enseñar que ser hombre no se determina por los viejos y obsoletos principios y creencias.
¿Soy suficientemente hombre?
Entonces, si ser “hombre” está determinado por mis músculos, por mi fuerza física y mi disposición a no ser partícipe en las actividades familiares o sociales que necesiten de participación activa, más allá de la proveedora, y si esto implica también no hacerme responsable y consciente de mis emociones y actitudes, ¿vale la pena ser suficientemente este tipo de hombre?
Hay que recordar que el concepto de hombre no es único, se ha modificado a lo largo de los años y cambia dependiendo de la sociedad. A pesar de lo que dicen los cánones no hay una sola forma de ser “hombre”, cada persona actúa conforme a su historia personal y como tal debe llegar a una autodefinición que sea congruente con su individualidad.
Por fortuna estamos viviendo un cambio en las perspectivas, se han abierto las conversaciones sobre que el espectro hombre cabe en distintos campos y se está transformando para el bien común, respetando las diferencias, aceptando las distintas formas en que un hombre se ve y se mueve en la sociedad, buscando la equidad y mejorar la calidad de vida para todas y todos.