Qué son los micromachismos y cómo Re-dirigir mi comportamiento frente a ellos
De diferentes maneras, al nacer varones se nos hizo creer que éramos mejores en determinadas actividades, sobre todo en las que incluían destreza, fuerza, esfuerzo físico o competición con otros. Crecimos con el entendido de que para ser “hombre”, debíamos demostrarlo a base de tierra en la cara y manos, alejados de otras opciones que no implicarán todo ello, a las que se les atribuían características “de niña”.
Para la mayoría de las sociedades este tipo de actividades “femeninas” tienen una connotación negativa, y están ligadas a la crianza, al cuidado, la debilidad y el servicio a los hombres; se les inculca desde pequeñas como hijas o hermanas, y al crecer frente a su pareja.
Por fortuna, estamos viviendo un cambio en la visión y apertura de la sociedad, y como hombres tenemos la responsabilidad de crecer junto a los pasos que se están dando para ser parte de una sociedad más justa y equitativa, así como incluyente y respetuosa.
Micromachismos en todos lados y todo el tiempo
¿Cuántas veces no sólo hemos escuchado, sino que hemos utilizado frases como: “qué delicada me saliste”, si algún hombre se queja de algo?; o el típico: “eres un ‘mandilón’”, si algún hombre participa activamente en la toma de decisiones y actividades del hogar junto a su pareja.
Además de estos ejemplos tomados hacia los varones, están aquellos directos a las mujeres, al cuestionárseles prácticamente todas sus posturas o acciones, de ahí que estemos más acostumbrados a preguntar “¿cómo ibas vestida?”, cuando denuncian algún tipo de acoso, justificando así el comportamiento violento de los varones que, bajo los preceptos machistas, sólo responden a sus instintos animales.
Los micromachismos, término acuñado por el argentino Luis Bonino, psicoterapeuta y experto en las problemáticas de la condición masculina, son “las maniobras interpersonales que realizan los varones para mantener, reafirmar, recuperar el dominio sobre las mujeres, o para resistirse al aumento de poder de ellas, o para aprovecharse de dicho poder”, y esto suele ser reiterativo, por lo tanto, cotidiano.
Los micromachismos están tan incrustados en nuestra mente que la mayoría de las veces no nos damos cuenta; sin embargo, no es justificación, ya que cada vez tenemos más información sobre temas de igualdad y equidad de género, y es nuestra tarea re-construir nuestra visión del mundo y los privilegios que supone ser varón en una sociedad machista.
Es importante señalar que los micromachismos sostienen violencias más graves; está comprobado que la violencia física es sólo la escalada de otras formas más sutiles de ella, y que van llegando a niveles más altos conforme se respalda la creencia del dominio masculino ante lo femenino, del hombre sobre la mujer.
¿Yo soy parte del problema?
Lamentablemente la mayoría lo somos, pero lo importante es darse cuenta de este tipo de conductas y cambiarlas, no es tarde.
Una de las cosas que podríamos hacer como hombres es escuchar más y opinar menos sobre temas que no comprendemos del todo, antes de juzgar es importante escuchar los comentarios de las mujeres, quienes han sido relegadas a seres de segunda categoría durante décadas.
Otra forma de contribuir al cambio es la auto observación: qué conductas machistas y micromachistas perpetuo, por qué lo hago, cómo puedo cambiarlo… Es un trabajo de reflexión que ayuda a ampliar nuestras creencias impuestas socialmente y a re-construir nuestra postura.
De igual forma, el silencio y la complicidad de la ignorancia deben erradicarse, si eres testigo de una situación de violencia machista, incluso en el discurso micromachista, no te quedes callado, es importante que otros hombres sepan que lo que están haciendo es una forma de violencia, quizá no tengas la oportunidad o facultad de intervenir en todos los escenarios, pero hagámoslo en los más posibles. La lucha contra el machismo también es nuestra.