Generosidad masculina y el significado de dar
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Mucho se ha hablado sobre el estereotipo masculino protector, generoso y proveedor. Pero en esta ocasión nos detendremos a hacer un pequeño análisis sobre el significado de la generosidad masculina, y sobre todo, qué pasa cuando eres generoso contigo mismo.
El dar ha sido visto como una acción que ennoblece, eleva el espíritu y es bien visto por diversas culturas. Incluso en la biblia y en la literatura encontramos algunos ejemplos:
“Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.”
2 Corintios 9:7
“Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.”
Khalil Gibran. Poeta libanés
Para poder entender lo maravilloso o pretencioso que es el acto de dar, debemos hablar de las diferentes formas de generosidad.
Dar a quien se ha portado bien con la autoridad
Retomando la idea de los regalos de Navidad y la figura gentil y autoritaria de Santa Claus, podemos encontrar en este personaje un ejemplo muy interesantes sobre el significado de dar.
Si hiciéramos la pregunta ¿Qué vuelve tan especial a Papá Noel?, sin duda es la bondad con la que da obsequios a los seres más amados, vulnerables y mágicos que hay: los niños.
Santa Claus es un ejemplo de generosidad masculina muy específica. Premia a aquellos que se han portado de forma adecuada durante todo un año, y si lo pensamos, al parecer es el único con autoridad suficiente para tomar decisiones sobre los niños por encima de los padres, sirviendo como refuerzo positivo o negativo.
Característico carbón para los niños malos
Si bien es cierto que el castigo para los niños desobedientes podían ser varitas o carbón este último tiene un simbolismo muy cercano a sociedades o fraternidades secretas.
Cuando una entidad masculina decide dar una reprimenda, en mucho se espera sea en gran parte simbólica y el carbón es un franco ejemplo.
Resulta que el carbón hace referencia al rito masón sobre ir moldeando o tallando la roca para formarse a uno mismo, pues al centro es posible se encuentre un diamante.
Para el rito Celta el carbón simboliza la capacidad de transmutar las cosas con fuego, siendo este el único elemento que te permite la reflexión de aquellos actos poco dignos que al someterlos al crecimiento darán luz y calor para el futuro.
Generosidad masculina vs generosidad femenina
En efecto, esta figura tierna y autoritaria refleja perfectamente la esencia de la generosidad que se observa con mayor frecuencia en los hombres.
Las mujeres dan y mucho, y cuando las que lo desean se convierten en madres, aman a sus hijos; sin esperar que éstos se ganen el amor les seguirán dando todo lo que necesiten, pues el dar y el amor de una mujer no depende del ser amado; es decir, se vuelve un amor incondicional.
Los hombres por nuestra parte somos diferentes, desarrollamos amor y cariño a los hijos en la medida en que ellos crecen, se parecen a nosotros y respetan nuestras reglas. El amor de los hombres es un amor condicionado. Lo mismo ocurre en la pareja: nosotros damos en la medida en que nuestra pareja nos corresponda.
En otras palabras, sí, es verdad que las mujeres tienden a ser más altruistas. Sin embargo, la generosidad de los hombres no responde a los mismos estímulos.
Del egoísmo a la generosidad sólo hay un paso
Un estudio elaborado por la Universidad de Zurich sugiere que la satisfacción de dar entre hombres y mujeres es diferente.
El análisis reveló que un comportamiento generoso de las mujeres libera una señal de recompensa más fuerte, en tanto que nosotros sentimos mayor satisfacción al ser egoístas.
Pero las cosas cambian cuando interrumpimos el sistema de recompensa en el cerebro. Al administrar un antipsicótico (amisulprida) a los participantes para interferir en la liberación de dopamina, el resultado fue a la inversa. Ellas se vuelven más egoístas y nosotros más generosos.
Conclusión: Normalmente los hombres somos más felices cuando guardamos el fajo de billetes, pero al cambiar nuestro chip y dejar de lado las recompensas, los elogios y enfocarnos sólo en el hecho de dar, nos convertimos en los seres más dadivosos sobre la faz de la Tierra.
Ser generoso contigo mismo
Si el acto de dar ennoblece, ¿por qué no hemos pensado en ser generosos con nosotros mismos? Sí, probablemente el gesto se confunda con el hecho de ser egoísta. Pero no si lo haces de forma inteligente y por los motivos correctos.
Practicar la generosidad es un principio de salud mental, y podría ser la clave de una vida feliz y saludable. Es tener amor propio, saber que te importa tu bienestar que te reconoces y sientes aprecio por ti mismo.
Estar bien contigo mismo, satisfecho y feliz te ayudará a estar bien con las personas que amas.